
El ejercicio 2022 cierra con retornos negativos tanto en renta variable como en renta fija. Renta 4 Pegasus ha cedido un 9,2% en la clase retail en 2022.
La razón principal del negativo comportamiento es una inflación mucho más persistente y duradera de lo esperado. En renta fija privada, los movimientos se han visto acentuados porque a la subida de tipos hay que sumar un aumento de los diferenciales de crédito fruto de una mayor incertidumbre sobre el devenir de la economía. A modo de ejemplo, señalar que un bono español a 5 años ha caído un 11,8% en el año. Una cartera tipo compuesta por 60% bolsa (SP 500) y 40% renta fija (bono americano 10 años) habría tenido en 2022 el peor desempeño de los últimos 50 años, cayendo un 17%.
El cambio más importante durante el año pasado ha sido la de incrementar nuestras inversiones en renta fija de compañías de primer nivel no periféricas y con algo de duración en detrimento de la liquidez y los pagarés de empresas.
En todo caso, es bueno resaltar que se trata de una caída en la valoración de estos activos, pero no esperamos pérdidas permanentes de capital dado que estamos hablando de renta fija.
En renta variable, hemos tenido una exposición limitada a bolsa entre el 9% y el 4% del patrimonio con el que hemos terminado el año.
La idea fundamental y diferente de este año respecto a años precedentes es que hoy hay alternativas de inversión interesantes y que por tanto debemos estar invertidos. La situación es radicalmente diferente a la que teníamos 12 meses atrás.
Un elemento de menor importancia pero que si tenemos que comentar y más viendo el resultado del año pasado es el “timing” de esa revalorización. ¿Podrían subir los tipos de interés más de lo que descuenta el mercado? Aquí nuestra visibilidad es mucho menor. Nos parece que esos niveles de tipos ya recogen una política restrictiva suficiente. Seguimos pensando que en Europa de forma estructural (y no a corto plazo) no puede aguantar tipos de interés altos por mucho tiempo. El endeudamiento de los estados y el potencial de crecimiento de la economía son las razones que justifican este punto.
Nuestra cartera de renta fija tiene una TIR del 6% y una duración de 3,5x. Se trata de una cartera diversificada donde tenemos inversiones a corto plazo con una rentabilidad del 3% hasta bonos de compañías con más riesgo (pero muy bien pagado) como OHL o Takeaway. Entre las primeras posiciones, destacan los bonos de Cellnex (flotantes, vencimiento 2027 con TIR del 5% anual) o Indra (vencimiento 2026 con TIR >5%).
En definitiva, las actuales cotizaciones del mercado de renta fija nos brindan una oportunidad de inversión que no hemos tenido en los últimos años. Probablemente nuestra cartera tiene el mejor punto de partida, atendiendo al binomio rentabilidad/riesgo, que hemos tenido desde el lanzamiento del fondo en 2007.
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Miguel Jiménez Sierra
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