
La volatilidad ha sido la nota predominante de las últimas semanas, acorde con el escenario incierto en el que nos encontramos. Las subidas de los mercados financieros tienen que ver con la estabilización de la propagación del virus que ha permitido vislumbrar la apertura de una mayoría de economías y sobre todo la respuesta monetaria y fiscal de las autoridades.
En los últimos años, hemos sufrido varias recesiones, pero la magnitud de caída del PIB se explica por el cierre del sector servicios que presenta la mayor parte del PIB en las economías de los países desarrollados. Igualmente, la respuesta de los bancos centrales y gobiernos tampoco tiene comparación con otras crisis. Por el momento, estas decisiones han logrado parar la hemorragia (que en estas situaciones siempre va a más) aunque la herida lógicamente no está curada.
Una consecuencia inevitable es el aumento importante de la deuda pública desde niveles que ya eran altos. La intervención de los bancos centrales hace que los tipos de interés estén en mínimos y no haya por el momento problema para financiar dicho endeudamiento. Por otra parte, hay países (Japón) que llevan con un apalancamiento muy alto varias décadas. El problema aquí es que en Europa no somos un país con un banco central sino varios países con diferentes sensibilidades con un banco central. Este hecho es una falla que el mercado en algún momento podría aprovechar. No parece que sea a corto plazo debido al apoyo del BCE, pero es un punto a monitorizar por la importancia que tiene para nosotros (país periférico).
Por este motivo y como decíamos el mes pasado durante abril lo que hemos hecho es aumentar nuestras inversiones en renta fija corporativa en compañías globales y con buena solvencia. Hemos comprado bonos de British American Tobacco, Louis Vuitton, Sodexo, Pernod Ricard, Imperial Brands, Grand City Properties, Volkswagen, Sodexo ... El tipo de interés a recibir es menor, pero consideramos que desde un punto de vista de la cartera, nos complementa muy bien otras inversiones que tenemos en el fondo como pueden ser compañías domésticas con mayor rentabilidad. Con estas inversiones tenemos un 50% del fondo en renta fija desde niveles del 35% hace 2 meses a costa de bajar la liquidez. Adicionalmente tenemos pagarés que representan un 16% del fondo.
En renta variable, hemos bajado niveles de inversión del 7,5% al 5% actual. Comparativamente incluso en este escenario incierto, hay acciones que generan un flujo de caja > 4% con una gran visibilidad y que por tanto son más atractivas que la renta fija en líneas generales incluso para un inversor conservador.
Respecto a nombres concretos, comentar que Día ha anunciado que está estudiando una oferta de cambio de deuda por deuda a los tenedores del bono que vence en 2021. La idea será ampliar el vencimiento y a cambio aumentar el cupón, de tal forma que a los precios actuales la TIR debería ser superior al 10%. La situación actual es favorable a los supermercados como hemos visto en el avance de ventas (estimamos que el marzo han crecido >20%) y en la cotización de la acción (+35% desde la ampliación). Además, el 2 trimestre debería ser mejor que el primero. Seguimos con la misma tesis de inversión en la compañía, sobreponderando el vencimiento 2023.
De cara a las próximas semanas, el foco va a seguir estando centrado en la evolución de la pandemia y en la posibilidad de un nuevo brote una vez que las medidas de confinamiento terminen. Los resultados empresariales deberían ser otro punto de interés, aunque más alla que las cifras del primer trimestre lo realmente relevante es como las compañías están gestionando la situación actual.
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Miguel Jiménez Sierra
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