
Renta 4 Pegasus cierra el año 2020 con una subida del 2% después de anotarse un alza de +0,5% en diciembre.
La rentabilidad desde lanzamiento del fondo (2007) es de un +59,3% lo que implica un 3,5% anualizado.
La clase institucional ha logrado una rentabilidad en el año del 2,36% mientras que en la clase P la rentabilidad ha sido de +2,57%.
2020 será recordado como el año de la pandemia global del Covid con consecuencias difícil de prever a principios del año. Ha sido el año donde hemos sufrido la mayor contracción económica desde la Gran Depresión. A pesar de todo ello, el comportamiento de los mercados financieros no ha sido especialmente negativo, sobre todo teniendo en cuenta un primer trimestre con caídas del 35%-40% en los principales índices mundiales. La actuación de las autoridades, tanto los bancos centrales como los Gobiernos con planes de estímulos no vistos desde la Guerra Mundial, han sido decisivos para lograr este comportamiento.
Otro elemento a destacar es la fuerte dispersión de retornos, tanto a nivel geográfico como sectorial. Destacan positivamente la bolsa china (+13,9%) y el S&P 500 estadounidense (+15,5%). Mientras, en Europa, se registra un resultado mixto, con el DAX +3 mientras el resto de índices continentales registra pérdidas moderadas, con el Eurostoxx 50 -5% y con el Ibex a la cola -15%.
Respecto a la Renta Fija, los fuertes programas de recompra de bonos en una cuantía sin precedentes, tanto soberanos como corporativos, que están llevando a cabo los principales bancos centrales, han permitido que el mercado haya podido digerir sin mayores problemas el gran volumen de emisión de deuda pública y privada que se ha producido en 2020. Con todo ello, la rentabilidad del bono alemán a 10 años, activo refugio europeo, que había comenzado el año en -0,19%, retrocedió hasta el -0,87% el 9 de marzo para consolidarse en las últimas semanas entre el -0,5% y -0,6%.
Durante 2020, las posiciones que más han añadido a la rentabilidad del fondo han sido los bonos perpetuos de Bankia y VW y los bonos de Peugeot. En el lado negativo, destacar Unibail, futuro del bono alemán y posición en libras del bono European Investment Bank. La exposición a bolsa ha variado desde el -2% del patrimonio hasta el 7,5% en marzo.
Una vez terminado el año, es el momento de la reflexión. ¿Qué hemos aprendido de este 2020 desde un punto de vista de gestión? Sin duda alguna y dado lo extraordinario del ejercicio que acaba de terminar ha habido muchos elementos que merecen nuestra atención, algunos de los cuales son:
- Invertir, no sólo en los mercados financieros sino también en la economía real, lleva implícito la asunción de riesgos, algunos conocidos - los menos importantes- y sobre todo algunos riesgos no conocidos. Por ello, debemos exigir a nuestras inversiones una rentabilidad adecuada.
Conviene recordar esta idea en un mundo donde las rentabilidades exigidas y esperadas están en mínimos históricos, como consecuencia de la bajada en tipos de interés.
- La liquidez de los mercados, siendo una característica muy positiva de los de los mercados financieros lleva asociado un elemento negativo para algunos inversores como es la monitorización cuasi-diaria de la cartera que puede provocar una toma de decisión de inversión equivocada. Lo que nos lleva a una tercera enseñanza:
- La necesidad de tener opinión propia, ser contrario a veces al consenso del mercado. No era fácil aumentar nuestras inversiones en marzo (VER LINK) o en petroleras, bancos o inmobiliarias en octubre y todas ellas han subido más de un 50%. Para tener opinión propia es imprescindible tener un equipo potente de análisis y es lo que hemos hecho en la Gestora en los últimos años.
- "La capitulación de los bancos centrales". Ya hablamos años anteriores de la actuación de los bancos centrales y este año hemos comprobado cómo han dado un paso más en su estrategia de apoyar a la economía. El escenario de tipos negativos o muy bajos se mantiene durante mucho tiempo, a no ser que repunte la inflación, hecho que no parece probable en el corto plazo (pero tampoco es imposible a medio plazo).
- Estamos en mundo de ganadores y perdedores y está crisis ha acentuado está tendencia. El cambio tecnológico que estamos viviendo tiene implicaciones en la gran mayoría de sectores, con un impacto deflacionista en muchos de ellos a consta de algunas empresas que se benefician de ello. Por ello, esa gran disparidad de retornos comentados.
- En línea con lo anterior, un enfoque global de la cartera es una condición necesaria para nuestra cartera ya que desgraciadamente España/ Europa no es el área donde esperamos mejores noticias.
- Un año tan nefasto y extraordinario como 2020 nos ha permitido aprender de nuestras compañías como nunca antes. Este 2020 hemos hecho un auténtico master. Ante una situación difícil, extrema en algunos sectores hemos podido estudiar la reacción de las compañías, su flexibilidad, la rapidez de los equipos gestores, toma de decisiones acertadas o no, poder de negociación con clientes/proveedores... es definitiva, intentar medir la calidad de nuestras inversiones, algo que nos obsesiona cada vez más y a cuyo análisis dedicamos la mayor parte del tiempo para la toma de decisiones.
De cara a 2021, no parece muy apropiado invertir mucho tiempo en predecir un escenario económico aquí habida cuenta de lo ocurrido en 2020... Sí que podemos describir en teoría un escenario de vuelta a la normalidad a partir del segundo trimestre si la vacunación frena al virus.
Si es así, podríamos encontrarnos con un fuerte crecimiento económico debido a una posición financiera sólida de las familias, cuya tasa de ahorro está en niveles altos en muchos países (ha sido el Estado el que por el momento ha soportado la crisis con un aumento del endeudamiento público que en media puede ser de 10 puntos porcentuales).
Por otra parte, sí que es relevante como las encuestas de confianza a gestores e inversores reflejan un excesivo optimismo que podría llevar correcciones en los índices, si la historia se repite. No sólo eso, podemos afirmar que hay una parte del mercado con valoraciones no vistas desde la burbuja tecnológica del año 1999.
Aun así, la inversión en renta variable ofrece mejores perspectivas que la renta fija, donde la intervención de los bancos centrales ha provocado que una gran parte del mercado ofrezca rentabilidades negativas. Por tanto, en este mercado hay que ser muy selectivo ya que la gran parte del mismo no es atractivo para invertir.
La cartera del fondo está compuesta por una cartera de bonos de renta fija muy diversificada con casi 50 referencias entre las que destacan Cellnex e Indra. Representan el 70% del fondo, a lo que sumamos un 10% en pagarés de empresas. La duración de la cartera es menor que 2 debido a las expectativas quizás demasiado pesimistas sobre los tipos de interés en mercado.
La TIR de la cartera es 1,4%. Mantenemos una inversión de casi un 5% en renta variable que nos parece adecuado dado que la rentabilidad/riesgo de la renta variable es superior a la renta fija. La generación de caja de esas compañías supera ampliamente la rentabilidad que podemos encontrar en el mercado de renta fija. Como siempre la flexibilidad a la hora de invertir es clave a la hora de obtener retornos positivos, aunque como venimos diciendo en los últimos años las perspectivas de rentabilidad para los inversores conservadores son muy limitadas en este entorno de tipos de interés.
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Miguel Jiménez Sierra
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