Renta 4 Activos Globales FI obtiene una rentabilidad en lo que llevamos de año de -7,16% al cierre de octubre de 2022, apreciándose un +1,9% durante el mes. Los mercados de renta variable global corrigen un -21,2% en lo que llevamos de año. La renta fija global por su parte, medida por el índice Bloomberg Global Aggregate Total Return corrige un -20,4%, lo que da buena cuenta de la dificultad para amortiguar los vaivenes de los mercados. Sin gestión activa, Renta 4 Activos Globales FI estaría corrigiendo un -20,62%.
La rentabilidad acumulada en los últimos 10 años es de +40,1% que supone una rentabilidad anualizada del +3,7%. La exposición a bolsa con la que terminamos el mes es del 26,5% habiendo incrementado en 2,6% con respecto al mes pasado.
La cartera de renta fija ha aportado una rentabilidad en octubre de +0,4% y la de renta variable de +1,5%. Los activos que más y menos aportaron a la rentabilidad del fondo en el mes fueron:
En un mes muy volátil, se han realizado movimientos en la cartera comprando tanto bonos a tires atractivas, como acciones aprovechando la corrección de algunas compañías en cartera que nos permite incrementar sustancialmente el potencial de revalorización del fondo.
Por el lado de la cartera de renta fija, los movimientos más relevantes de Renta 4 Activos Globales FI fueron: la adquisición de bonos del Tesoro estadounidense, CaixaBank, Repsol, Amadeus, Iberdrola, Smurfitt Kappa, Heathrow, Gestamp, EDF, Glencore, Dufry, Santander, Stellantis, Imperial Brands, Total, Apple, Visa, Nexi, Unilever, Siemens, Vodafone, Arcelor Mittal, Meta Platforms, Verallia e IAG.
La cartera de renta fija tiene una TIR del 5,5% con bonos de emisores muy fiables y una duración de la cartera inferior a los 3 años. Hacía muchos años que no podíamos construir una cartera a unas tires tan altas. Ampliando el horizonte temporal a la duración de la cartera (3 años), el 60% de la cartera que está invertida en renta fija nos va a aportar casi un +17% en solo 3 años. Estamos tranquilos y mucho más optimistas que hace 1 año e incluso que hace 5 años con la cartera de RF debido a la calidad de las empresas de las que somos bonistas y de la rentabilidad esperada por sus cupones y sus tires.
En la cartera de renta variable hemos incorporado a ASML y también hemos fortalecido casi toda la cartera adquiriendo más acciones de compañías de las que ya éramos accionista como: Alphabet, Amazon, Visa, Procter & Gamble, Deutsche Post, Adidas, Airbus, Air Liquide, Unilever, Reckitt, Microsoft y Align, lo que ha resultado en el incremento neto de exposición a renta variable del fondo. La cartera prácticamente no tiene deuda (0,7x DN to EBITDA), tiene RoCE medio del 22%, FCF Yield del 7%, 15x P to FCF, margen de beneficios del 20%, EV to EBITDA de 11x, y un crecimiento esperado de los beneficios de casi el 10% anualizado los próximos 3 años.
Creemos que la cartera del fondo, teniendo un perfil netamente defensivo, ofrece un potencial muy elevado para los próximos años. Más concretamente, esperamos poder ofrecer retornos cercanos a doble dígito los próximos 3-5 años.
Los inversores llevamos un 2022 ciertamente frustrante con el comportamiento de los mercados financieros y de nuestras inversiones. A las caídas de las bolsas se ha unido la mayor caída en rentabilidad de la renta fija desde los años 70 debido a la fuerte subida de los tipos de interés en tan solo 9 meses.
Desde hace unas semanas comenzamos a señalar las bajísimas valoraciones de la renta variable europea particularmente a 10x PER, e incluso la renta variable estadounidense comienza a valorarse a ratios muy razonables de 15x PER que si excluimos las FANMG se queda a 13x PER.
El principal motivo de las abultadas caídas de los mercados de renta variable y renta fija en 2022 se justifican por la elevada inflación y consiguiente subida de tipos de interés que ha generado una revaluación de todos los activos de los mercados financieros al nuevo escenario de tipos. Es condición necesaria que los mercados de renta fija se estabilicen para que el mercado pueda digerir con mayor visibilidad el nuevo punto de equilibrio en la valoración de los activos, lo que ineludiblemente significa: la necesidad de observar datos de inflación más moderados.
Siendo sinceros, aún no hemos visto que ocurra ninguno de estos dos eventos, sin embargo, cada semana que pasa, nos acerca al dato de pico de inflación de este ciclo que desencadene la normalización en el comportamiento de los activos y consiguientes revalorizaciones.
La primera derivada y catalizador positivo en el corto plazo es, por tanto; confirmar que la inflación ha tocado techo que, en nuestra opinión, no queda muy lejos. La segunda derivada, sin embargo, es el deterioro económico que se vislumbra tanto en la parte macroeconómica como microeconómica en los próximos meses que hará que los márgenes y los beneficios sean revisados a la baja sin visibilidad suficiente para conocer la duración e intensidad del deterioro.
Este escenario de reducción de los beneficios para el 2023 aunque no está reflejado todavía en las expectativas, la caída de las bolsas y su abaratamiento, sugiere que una gran parte de lo peor está descontada, por lo que creemos que es razonable empezar a fortalecer nuestra inversión en renta variable si queremos obtener retornos de doble dígito anualizado los próximos 3-5 años.
2022 nos vuelve a recordar que la inversión en renta variable y también en renta fija, debe tener un horizonte temporal de al menos 3-5 años para obtener las rentabilidades que nos han ofrecido en sus más de 100 años de historia.
No tener este horizonte temporal y vender asustado por las pobres rentabilidades en un periodo negativo de rentabilidades y de malas noticias o elevada percepción del riesgo, nos genera vender en un mal momento, consolidar las pérdidas y no dejar trabajar a la capitalización compuesta.
Siempre va a haber riesgos, y éstos son los que generan las mejores oportunidades para generar riqueza en el largo plazo. Cuando la percepción del riesgo es elevada, los mercados se abaratan (de-rating), por lo que son los mejores momentos para comprar los activos financieros a valoraciones bajas y beneficiarse del crecimiento económico posterior y de la normalización de las valoraciones.
Javier Galán Parrado
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