
El pasado 25 de mayo tuvo lugar el #Renta4GestoraInvestor'sDay2022 en el que los directores de inversiones de Renta 4 Gestora expusimos nuestra visión sobre los mercados y la manera de gestionar el patrimonio de los diferentes vehículos de inversión.
Recomiendo su visión ya que las preguntas abarcan todas las inquietudes que se puedan tener actualmente con el comportamiento de los mercados

Renta 4 Activos Globales FI a cierre del mes de mayo obtiene una rentabilidad de -3,5% en lo que llevamos de 2022 después de corregir un -0,7% en el último mes. La rentabilidad acumulada en los últimos 10 años es de +56,4% que supone una rentabilidad anual del 5%. La exposición a bolsa con la que terminamos el mes es del 25,3%, muy ligeramente por debajo del mes pasado.
Aunque la renta fija ha seguido drenando rentabilidad al fondo (-0,4%), los cobros de los cupones empiezan a compensar el movimiento de subidas de tipos de interés del mercado. En la parte de renta fija creemos que hemos visto lo peor en términos de precio de la renta fija en 2022 y que el segundo semestre veremos aportación positiva a la rentabilidad del fondo.
La renta variable por su parte tampoco ha aportado rentabilidad positiva en el mes. La debilidad del sector tecnológico la hemos aprovechado para fortalecer aún más en compañías ya presentes en la cartera como Alphabet, Microsoft, Applied Materials y Amazon.
Por el lado positivo, la cobertura del euro-dólar este mes ha aportado unos puntos de rentabilidad por el rebote del euro frente al dólar.
Los activos que más y menos han aportado en el mes de mayo fueron:

En cuanto a los cambios más relevantes de la composición de la cartera, este trimestre destacamos la adquisición de bonos de Cellnex, GN Store, Smurfit Kappa, Glencore y Pryconsa a tires del entorno del 3% para vencimientos en menos de 4 años. La renta fija nos está dando la oportunidad de fortalecer y diversificar más la cartera de bonos del fondo que más pronto que tarde comenzará a devolvernos los puntos de rentabilidad que nos están quitando en lo que llevamos de año.
La cartera de renta fija sigue invertida de manera muy diversificada a través de bonos corporativos y fondos de inversión conservadores solventes, con tires positivas y duraciones cortas (entorno a los 3 años), que más allá de los movimientos de los precios de los bonos en el corto plazo, nos van a aportar rentabilidad positiva con el paso del tiempo. En la parte de renta variable tenemos una cartera diversificada global de acciones, de elevada calidad con crecimientos muy visibles y fiables, con bajos niveles de endeudamiento, elevados márgenes, con poder de fijación de precios para trasladar el incremento de los costes por la inflación, altos niveles de generación de caja y enormes ventajas competitivas en sectores atractivos que siguen creciendo.
Los mercados actualmente están a valoraciones atractivas en Europa (12x PER) y más razonables en EEUU (18X PER) después de las caídas de las bolsas en lo que llevamos de año y el mantenimiento de las expectativas de beneficios a ambos lados del atlántico y quizás en esta parte está el riesgo y la oportunidad.

Los mercados han descontado ya una subida de tipos de interés muy intensa debido a los altos niveles de inflación y también, cierto deterioro de los beneficios empresariales. En las últimas semanas empezamos a escuchar recurrentemente que el riesgo de entrar en recesión en los próximos meses está incrementando notablemente a medida que se retiran los estímulos monetarios y fiscales, y la inflación y subidas de tipos de interés hacen mella en los hábitos de consumo e inversión.
Estamos en un punto parecido al 2018 en el que a pesar de que se evitó una recesión, el mercado en el último trimestre de ese año, quiso poner en precio el riesgo de entrar en la misma, lo que provocó una caída fuerte (-25%) de los mercados de renta variable en 3 meses para posteriormente recuperar todo y mucho más en un 2019, y que resultó ser de los mejores años de la década en términos de rentabilidad.
Aquí está la clave para el segundo semestre, si el mercado descuenta un deterioro de la actividad económica por la subida de tipos de interés y éste no se confirma con los datos, las bolsas recuperarán todo o casi todo lo perdido en lo que llevamos de año. En caso de que realmente el ciclo económico cambie y nos enfrentemos a una desaceleración económica que pudiese desembocar en recesión, las expectativas de beneficios actuales serían excesivamente optimistas y serán revisados a la baja por parte de las empresas y los analistas lo que aumentará la presión sobre la renta variable y veríamos niveles más bajos - y a la vez más atractivos - para el inversor de largo plazo.
En cualquier caso, las compañías de calidad que tenemos en cartera han sufrido ya un de-rating significativo y no tenemos excesiva exposición al ciclo económico. En el escenario que dibujo en la carta de este mes, creemos que, si hubiese una corrección adicional desde los niveles actuales, ésta será provocada por los miedos al deterioro del ciclo económico lo que provocará un peor comportamiento de los sectores más cíclicos como los de materias primas, financieros, automóviles o industriales, donde tenemos poco o nula exposición.
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Javier Galán Parrado
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